martes, 20 de octubre de 2015

Los negativos que más duelen

A lo largo de mis ya casi dos años de búsqueda positiva he sobrevivido a muchos negativos, demasiados. Mis reglas son de 26 días, así que alguno más me ha caído de regalo. He sobrevivido al primer negativo, que no es que fuera de morirse, pero le había puesto tanta ilusión que dolió la rayita solitaria; he sobrevivido al negativo que coincidió con mi cumpleaños, al que coincidió con el cumpleaños de mi media naranja, al que me pilló en mi viaje soñado a Asia, a los que coincidieron con el anuncio de embarazo de varios amigos, al que coincidió con el día en el que me dijeron que me cambiaban de puesto en el trabajo cuando creía que mejor lo estaba haciendo... Vamos, que soy una superviviente de los negativos.


Todos los negativos duelen, pero algunos más que otros y son especialmente malos los que llegan tras la betaespera. Esos son los que hacen que te desmorones porque después de dos semanas de síntomas de todos los tipos imaginables... NADA


Cuando empezamos un tratamiento de reproducción asistida pensamos que ya estamos en buenas manos y que en adelante todo va a ser mucho mejor. Por primera vez reconocemos que lo que hemos estado haciendo en los últimos meses, o años, no ha servido para nada porque tenemos un problema. Pensamos, "era normal que no tuvieramos nuestro positivo, pero ahora nos van a ayudar y será más fácil". Sin embargo, más fácil no quiere decir fácil, sino más fácil que al principio. Es decir, que si al principio era misión imposible, ahora es misión complicada.


Aunque nadie te avisa de eso. Nadie te dice, por ejemplo, que la tasa de éxito de las inseminaciones artificiales es prácticamente insignificante. Nadie te dice que no te hagas ilusiones cuando te inseminan con 31 millones de espermatozoides aptos y tienes 3 óvulos esperándoles. Tú piensas que es imposible que alguno no haga diana. Pues sí, amig@s, es posible tener millones y millones de espermatozoides alrededor de tres óvulos y que no pase nada de nada, excepto el negativo. Y ese negativo sí que duele, te parte en dos. Porque ahí es cuando te das cuenta de que algo más tiene que estar pasando ahí dentro.


Puede que en unos meses, en enero, sepa por fin cuál era el problema, porque por fin nos pasan a FIV y se verá, espero, como reaccionan mis óvulos cuando se juntan con los espermatozoides de mi media naranja. Se verá si se gustan o no... Tengo muchas esperanzas puestas en esta nueva fase, aunque quiero tener los pies en la tierra y estar preparada para todos los negativos que tengan que venir hasta mi positivo. Al menos ahora sé que podré llevarlos mejor con la ayuda de la #infertilpandy. ¡Eso sí que ha sido todo un descubrimiento!

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