lunes, 11 de abril de 2016

La vida infértil: Anitabnm



Una de las primeras frases que le tocó escuchar a Anitabnm una vez que supo que su camino hacia la maternidad sería largo, fue ésta:

“Si no me llego a quedar a la primera y tengo que someterme a un tratamiento, me muero”


Una más de las muchas que nos toca escuchar y aguantar, es lo que tiene “La vida infértil”. Pero Anitabnm es una mujer fuerte y lleva demostrándolo ya 3 años en los que se ha sometido a dos IAC (una de ellas fue positiva, pero acabó en aborto bioquímico) y ahora está en proceso de su primera FIV. Cuando escuchó esa frase sintió dolor, seguramente se sintió sola también, nos pasa a todas cuando alguien dice algo fuera de lugar, te sientes como una marciana. Aún así, a pesar de que ese comentario le hiciera daño, no se vino abajo y pensó:

“Pues no te mueres, aquí más de uno que seguimos levantándonos cada día y poniendo esperanza en cada nuevo ciclo”


Ella es de las que piensa que aunque duela, y duele mucho, no te mueres. 

“Te hace más fuerte y en mi caso te une más a tu pareja y aprendes muchas cosas de la vida” 


Porque la vida es dura, pero la vida infértil más. Y en su caso la vida infértil le está haciendo vivir una situación difícil, incómoda y dolorosa también. Anitabnm pensó que su peor momento ya había pasado. Pensó que después del aborto bioquímico las cosas sólo podían mejorar, y más si tenemos en cuenta que cuando ella pasó por ese aborto hubo algo que lo hizo todavía más doloroso, algo que hacía que no pudiera olvidar aquel mal trago. Una familiar cercana estaba embarazada justo del mismo tiempo que ella, habrían ido a la par de no ser por aquello. Fueron meses duros para ella física y emocionalmente.
 
Me enteré a la vez más o menos. Tener que vivir esos 8 meses, enterándote de cosas que tu tendrías que estar viviendo al mismo tiempo, ir a verlo y que te cuenten lo maravilloso que ha sido y pensar que tú tendrías que tener uno igual ahora mismo…”

Eso, recuerda, fue duro de superar, y por eso pensaba que no podía haber nada peor, ni más retorcido, pero en su caso aquello de siempre puede ser peor, se cumplió. Así lo cuenta ella:

Por mala suerte o ya no se qué pensar mi hermano y mi cuñada estaban pasado por lo mismo o peor, ya que ellos están en esa edad en que todo es más difícil, rondando o ya superando los 40, mi cuñada la reserva ovárica horrorosa y mi hermano esperma de mala calidad. Se agobian y me preguntan. Les dije que hay muchas técnicas, la ovodonación, o incluso antes de pensar en adoptar, les comenté que podían optar por ADE (adopción de embriones) si el útero está bien.
Optaron por la adopción de embriones sin pensarlo, pero también sin decirlo, menos a mí que no me pueden engañar. Yo sé de qué va el tema y hay preguntas que no me pueden contestar, y al final terminan contándomelo. Total que se ponen dos embriones pensando que iba a ser muy difícil con la buena o mala suerte (lo digo así porque a ella no le ha hecho ilusión) de que le enganchan los dos. La verdad es que conmigo ellos se portaron muy bien, me lo contaron a la primera y me hicieron un regalo de agradecimiento por haberlos asesorado.
Hasta aquí la historia bien, el problema fue cuando se enteró la familia, mi madre intentando “animarme” para que fuera a la misma clínica, que si ellos lo tenían muy negro y lo han conseguido y además mellizos, yo también lo conseguiría. Un agobio. Salgo a andar con ella cada día una hora y para mí pasar ese tiempo con mi madre era una desconexión de mi vida, una forma de relajarme y de verla. El problema es que se ha convertido en una verdadera tortura. Soy la única que sé cómo lo han conseguido, pero no puedo decírselo ni a mi madre. Y a eso hay que sumarle que esa hora de paseo se ha convertido en la hora de hablar del embarazo de mi cuñada, y eso que sólo está de tres meses…


Ahora se siente más sóla, menos comprendida, menos apoyada y sobre todo se siente atada de pies y manos. Es una situación más que paradójica porque nace de la buena intención de ayudar a una pareja en su búsqueda por ser padres, y al final se vuelve “en su contra”. ¿Os ha pasado alguna vez ayudar a alguien en este mundo de la infertilidad y acabar así? ¿Qué consejo le daríais a esta compañera de batallas?

Muchas gracias Anitabnm por contarnos tu historia de “La Vida Infértil”. Ya sabéis que si queréis podéis mandarme la vuestra a loratemail@gmail.com.


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