martes, 22 de septiembre de 2015

Reflexiones de una "Buscadora Positiva"

"Querida Cigüeña..."


Ayer volaste sobre mí. Te ví claramente atravesando el cielo ligera y segura, marcando el compás de tu vuelo con tus largas alas. Era un atardecer de esos que tiñen las nubes de rosa y morado, uno de los primeros del otoño, con ese aire entre frío y caliente que todavía recuerda al verano pero que inevitablemente lleva algo de esa nueva estación que acorta y refresca los días.


Te ví surcar el firmamento con la tranquilidad de quien tiene un destino fijado, ajena a todo lo demás. Mis ojos siguieron tu camino en la distancia. Atravesaste aquella plaza sin prisas, aunque todo pasó en pocos segundos. La plaza ténuemente iluminada por algunas pocas farolas, una pareja que paseaba abrazada, varios niños que corrían y jugaban aprovechando los últimos días sin deberes, y yo. Yo que miraba hacia arriba preguntándome dónde irías esta vez. Preguntándome si finalmente tu destino seríamos nosotros.


Cerré los ojos como si así puedieras escucharme, deseando con todas mis fuerzas que lo hicieras aunque sabía que era imposible. Porque lo de la cigüeña es sólo un cuento chino que se cuenta a los niños para evitar el mal trago de explicar cosas más complicadas. Aún así lo intenté, intenté mandarte un mensaje desde aquella plaza que olía a otoño, a algo de verano y a cena recién hecha; la cena, quizá, de una pareja a la que tú una vez escuchaste y que hoy disfruta feliz de una velada en familia. Pero no, mi mensaje no era en forma de reproche, ya sé que la naturaleza es sabia y también caprichosa, mi mensaje era en forma de deseo, casi de plegaria.


"Querida Cigüeña -pensé en bajito, apretando los ojos y los labios- esta vez, por favor, por favor, por favor, para en nuestra casa. Sabes nuestra dirección, sabes que te esperamos, sabes lo que estamos sufriendo. Esta vez detén tu vuelo y no nos pases de largo. "


Cuando abrí los ojos de nuevo ya no estabas, no volví a verte otra vez. Habías seguido tu camino con la misma seguridad con la que lo empezaste.


Yo te envié mi mensaje y ahora sólo me queda esperar. Esperar otros cuatro días para saber si me escuchaste o no. En cuatro días el test de embarazo me lo dirá. Dos rayas, me hiciste caso. Una raya, será más adelante, todavía no es nuestro momento. 

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