viernes, 8 de enero de 2016

Técnicas de supervivencia de una madre invisible

Hoy quiero escribir sobre algo de lo que ya os he hablado alguna que otra vez en mi blog, pero profundizando. En mi anterior post lo mencioné y tuve varios comentarios al respecto, todos positivos, así que me he decidido a explicar un poco mejor mi "método" para sobrevivir, sin derrumbarme, al chaparrón continuo de embarazos ajenos.

No os voy a engañar, cuando empecé esta lucha cada anuncio de embarazo me caía como una piedra enorme de cinco toneladas o más. Ni el mejor harrijasotzaile de mi querida tierra habría podido con ese peso emocional que me ahogaba el alma y me anulaba como persona. Meterme debajo de la manta del sofá y llorar eran mi única terapia.

Pero a medida que han ido pasando los meses, y los negativos, me he visto obligada a darle la vuelta a eso, a cambiar el chip por mi bien, y el de medianaranja... No ha sido de la noche a la mañana por supuesto, ha sido un proceso de asimilación lento, pero seguro. He de decir, antes de nada, que nunca he tenido ningún problema con los bebés, es decir, no me hace ningún mal estar con ellos, al contrario, disfruto, aunque vuelvo a casa con más envidia que un mono sin sus plátanos... Digo esto porque sé que hay a quien puede hacerle daño porque sólo le recuerda su mala suerte (algo que entiendo perfectamente que pueda ocurrir); y también para aclarar que el "trabajo de campo" que me ha tocado en mi caso, es el de superar la angustia que suponía para mi el que otras parejas se quedaran embarazad@s.


Aclarado este punto, os revelaré cual ha sido la clave. En sí, es una obviedad, una perogrullada, vamos, lo que viene siendo "de cajón de madera de pino", pero el que resulte evidente no significa que sea sencillo de llevar a cabo. Para mí ha sido esencial centrarme en mí y en mi lucha. Me explico.


Ortega y Gasset
Partimos de la base del famoso "Yo soy yo y mis circunstancias" que acuñó en su día el filósofo José Ortega y Gasset (quizá os suene de los años de instituto). Osease, que lo que a mí me pase, mis problemas, son independientes (casi siempre, puntualicemos) de lo que le pase al resto del mundo. Esto es lo que me ha tocado a mí, mis circunstancias: luchar por ser madre, hormonarme, esperar, desesperar, volver a luchar... Eso soy yo hasta nueva orden. ¿Va a cambiar algo de todo eso un embarazo ajeno? No. ¿Me va a ayudar en mi lucha venirme abajo por circunstancias que no son las mías? No, no... ¿Me hace sentir más fuerte llorar debajo de la manta del sofá? No, no, no...


Por eso lo que hago, tras la primera punzada de envidia sana y algo de tristeza que es inevitable sentir ante tal anuncio, es pensar en MI meta. En que un embarazo más o menos no afecta a mi situación y que mi camino está claro. Seguir peleando. Y sentirme orgullosa por todo lo que estoy haciendo. Así que no pienso en que otros lo han conseguido y yo todavía no. Pienso en que yo puedo estar a punto de conseguirlo, en seguir adelante por H&B. Pienso en ellos. Porque aunque no sé si tendré uno o dos, o ninguno (en esto de la infertilidad es mejor barajar todas las opciones), visualizarles me ayuda a no rendirme, hace más real todo esto, le da sentido.

Sin embargo, lo que más sentido le da a esta búsqueda del positivo es estar con niñ@s, en especial con bebés. Me reconforta, me reafirma, me hace creer que todo lo malo merece la pena si al final me voy a sentir así de bien. Lo volví a comprobar el otro día, en una comida familiar. Una de las primas de medianaranja ha sido madre hace pocos meses y yo me pasé la jornada embobada, mirándole dormir, comer, reírse, jugar... Y lo mejor fue cuando le tuve durante varios minutos en mis brazos. Pegado a mi pecho. Me miraba y sonreía. Sentí su calor infantil en mi piel, sentí revivir cuando apoyó su frágil cabecita entre mi hombro y mi cuello. Y yo entretanto quería llorar de felicidad. Lo habría hecho, pero había demasiada gente mirando. Simplemente disfruté de esos minutos y le susurre tonterías cantadas al oído. Como habría hecho si fuera mi hij@. 

Así es como sobrevive esta madre invisible al día a día de su infertilidad. No sé si os habré ayudado con esto, quizá penséis que es una soberana chorrada. Pero por intentarlo que no quede. Esta lucha es dura y cualquier pequeño consejo puede resultar vital para volver a la superficie y coger aire. 


A todas las madres invisibles que me leéis: FUERZA!!!



4 comentarios:

  1. Me parece una manera muy inteligente de afrontarlo porque además es la pura realidad! Pero a veces el dolor nos nubla la vista y no nos deja ver lo obvio.

    Yo empecé mi búsqueda justo de la manera contraria (lo cual no deja de ser una soberana gilipollez), ya que con cada anuncio de embarazo y barriguita que tocaba (siempre pidiendo permiso y si tenía la suficiente confianza), pensaba que se me iba a pegar algo y que posiblemente la próxima sería yo, como si el tacto de un vientre embarazado me traspasase un influjo chamán o algo parecido... Ains... Luego, según pasaban los meses y los años, fui pasando al otro lado peligrosamente y ahora estoy más cerca del punto que comentas, aunque no puedo evitar sentir esa punzada hiriente ante cada nueva noticia de embarazo. Y me pasa algo curioso que no sé si a alguna más le pasará: Cuando es un primer embarazo lo llevo bastante bien, pero como sea el segundo o posterior ya me voy enfadando exponencialmente y si ha sido teniendo el otro niño con menos de dos años o en una fecha programada para que coincida con las vacaciones y cosas así ya se me cruzan los cables completamente y empiezo a blasfemar... En fin, que me queda mucho camino por recorrer aunque esté un poco mejor de lo mío...

    Un beso fuerte!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola bonita! Tienes razón, cambiar el chip es difícil y sentirse mal totalmente normal e inevitable. Yo creo q me he inmunizado a los anuncios d embarazo casi al 95%. Aunque me sigue dando tremenda envidia y me es inevitable pensar q es injusto q me toque sufrir tanto.
      Sobre los segundos embarazos... No sabría decirte si me sientan peor. Te diré q una amiga se ha quedado embarazada nueve meses después d tener el primero. Contó nueve meses xq l dijo la matrona, se puso a ello... y zas! A la primera! Quiere tener tres y no quiere q se lleven mucho. Le está saliendo todo a pedir d boca. Las dos veces a la primera. Y me da una envidia q no veas. El otro día estuve con ella y tuvo la tremenda cara d decirme q vaya suerte q puedo hacer vida en pareja. Q con hijos es un agobio xq las familias respectivas no te dejan en paz. Eso si m dolió y no su embarazo. Saber q llevo dos años, q empecé antes q ella a buscar, q estoy pasándolo mal, y decirme eso! En fin... muy poco tacto. Ese es uno d los mayores problemas d la infertilidad x desgracia.
      Uf vaya chapa! Menos mal q es mi blog! Jijiji
      Un beso wapisima!

      Eliminar
  2. Sinceramente, llegar a tu Blog me alivió por dentro. Más allá de las horribleS circunstancias por las cuales estoy pasando, sentí en tus palabras comprensión Y FUERZA. Gracias por compartir una tristeza y una meta que sin conocernos nos une de gran manera. GRACIAS.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola! Me alegra saber que he podido aliviar tu dolor aunque sea un poco y que te he podido transmitir esa fuerza que tanta falta nos hace a las que estamos en esta dura lucha. Tienes razón en que estamos todas unidas por una misma causa, tristeza, dolor... llámalo x,todas unidas incluso sin conocernos. Lo dije en uno de mis posts "tan diferentes, tan iguales..." Porque todas y cada una de nosotras pasamos en algún momento por las mismas cosas: el miedo, el sentimiento de envidia, la rabia, la SOLEDAD... Por eso es primordial recordar que NO ESTAMOS SOLAS. Y buscar consuelo y apoyo, bien en blogs, o en twitter a través de la infertilpandy. No sé si formaras parte ya de esa enorme familia que se ha creado en twitter, si no, te animo a que lo hagas. Porque ahí es donde está el mejor consuelo. Sólo me has escrito tres líneas, pero es suficiente para deducir que estas pasándolo realmente mal. Te mando mucha fuerza y que sepas que aquí estamos para lo que necesites, de verdad. Besos!

      Eliminar

EL CAMINO ES MÁS CORTO EN COMPAÑÍA, ¡ANÍMATE A COMENTAR!